En 2011, la violencia relacionada con el crimen organizado estalló en el Estado de Veracruz, México. A pesar de un aumento del índice de homicidios superior a 900%, las notas periodísticas sobre hechos violentos disminuyeron a causa de presiones y censura. Veracruz se convirtió en uno de los lugares más peligrosos del mundo para periodistas. El paisaje veracruzano, al mismo tiempo, se militarizó y el miedo llegó a la población. Enmarcado teóricamente por el trabajo de James Scott sobre discurso público y discurso público como formas de dominación y resistencia, se intenta responder a tres preguntas basadas en el discurso público audiovisual del poder en Veracruz: (1) ¿Qué prioridad ocupa la violencia en el discurso público audiovisual del Gobierno del Estado de Veracruz? (2) ¿Con qué palabras, sonidos e imágenes se presenta la violencia en el estado? y (3) ¿Qué soluciones a la violencia propone el discurso público del gobierno? Siguiendo técnicas de análisis de contenido etnográfico de Altheide y de análisis crítico de discurso de Van Dijk, el estudio concluye que el discurso público audiovisual del Gobierno del Estado le otorga un papel residual a la violencia, usa eufemismos para no mencionar a la violencia ni su campo semántico y aunque no puede proponer soluciones porque no acepta el problema, justifica la militarización del estado. El discurso público del poder en Veracruz oculta, niega y minimiza la violencia mediante textos verbales, imágenes y música y busca presentar una imagen de adhesión y unanimidad a sus políticas.
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20230329-violencia-video-y-poder-un-caso-de-discurso-publico-sobre-la-guerra-contra-el-narco-en.pdf | 532.39 KB |