Plantea una propuesta de psicología comunitaria para hacerle frente a la violencia social basada en la participación, el reconocimiento de las diferencias y la identificación de las capacidades. Además, muestra la importancia de fortalecer los recursos comunitarios, los procesos y acciones que la misma comunidad viene desarrollando contra la violencia y desde ahí generar procesos de acción colectiva para el buen trato y la convivencia. Asimismo, resalta la necesidad de hacerle frente a la violencia social a través de la participación activa de todos los miembros de un grupo, comunidad o sociedad.
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