Retrospectiva Histórica del Uso de Drogas en México

Introducción La visión acerca de las drogas ha variado según los diferentes periodos de la historia, de ahí que también cambie la atención asistencial, la prevención, el tratamiento, la rehabilitación, las sanciones jurídicas y sociales. Por lo tanto los usos y la percepción social que conllevan, también se modifican sustancialmente. La cuestión es que existe la tendencia, por parte de algunos sectores, a mantener una visión acrítica y ahistórica que niega el cambio y mantiene las ideas como valores inalterables en el tiempo. Astorga (2005) establece que la llamada “lucha contra las drogas” es un discurso cargado de juicios de valor, generador de informaciones a medias y desinformación, discurso con aspiraciones universalizantes. En medio de este proceso, lo que se puede observar como constante, son una serie de políticas sociales y públicas que tienden a controlar el fenómeno, al mismo tiempo que muestran el fracaso de las acciones implementadas, debido a que enfrentan un complejo de actores e intereses mezclados que hacen prácticamente imposible la resolución pacífica y sostenible. Parte del fracaso se debe a que cada vez es mayor el sector de la población que clara y explícitamente asumen el consumo y la adicción como parte de su estilo de vida; incluso llegan a estipularlo como parte de sus derechos y garantías individuales. De ahí que tener un acercamiento general al proceso histórico nos permite conocer los cambios en cuanto a las estrategias e intereses en torno a esta problemática de las adicciones. Dentro de la complejidad que implica el fenómeno de las drogas existe un problema de desinformación y mitificación, promovido fundamentalmente por los mas media, mientras se desconocen las condiciones materiales de vida de los consumidores de drogas en la era de la modernidad capitalista (competencia, estrés, desempleo, manipulación psíquica del consumo de mercancías, automatización del proceso de trabajo) y la diferencia que existe entre las drogas (duras y blandas; estimulantes, depresoras y antígenos, etc.) seguirá reinando la confusión y el fracaso de los esfuerzos para erradicar el consumo y la producción de droga (Guillén; 2000). Por otra parte, hay que considerar que se ignora también aquello en lo cual coinciden, los grandes médicos, desde Hipócrates: que drogas y uso de drogas no son la misma cosa. En otras palabras, que la línea divisoria entre conveniencia e inconveniencia no depende de emplear estos o aquellos compuestos, sino de emplearlos con oportunidad y mesura; o con desorden y a destiempo (Escohotado; 2005). Se tiende a creer que antes y después de la conquista de México, las drogas y sus consumidores son vistos como individuos “anormales” quizá “poseídos” por alguna fuerza ajena a ellos. No obstante, es a partir del modo de producción capitalista, donde el consumidor de drogas es estigmatizado y segregado debido a que al sistema le interesa un cuerpo “sano”; una fuerza de trabajo que genere plusvalía y que no de problemas al proceso productivo, ni al modo de producción que dicta e impone leyes para regular el consumo de drogas para proteger los intereses del capital.

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