Viajando de ciudad en ciudad, de país a país, las voces de colores se petrifican en las paredes. Los jóvenes que se dedican a pintar graffiti viven su juventud de manera acelerada, efímera y arriesgada, gustan de los excesos y de las emociones fuertes. Algunos de los grafiteros son estudiantes, otros trabajadores, hay hasta padres de familia, algunos de ellos se drogan pero existen también grafiteros deportistas y gente muy sana, quienes no tocan ni un cigarro. Los hay veteranos, novatos, chingones, chacas, hip-hoperos, raperos, rockeros y hasta charangueros. Niños, adolescentes, mujeres, jóvenes y señores forman parte de la comunidad grafitera. La mayoría de los novatos, que empiezan entre los y años —justo cuando están por entrar a la secundaria—, inician pintando por moda: la moda de ser atrevido y transgredir el orden escolar. Los novatos se dan a conocer en el ámbito ilegal. Mientras más rayen paredes, camiones o casetas telefónicas, más rápido se darán a conocer y podrán formar parte de algún colectivo de grafiteros. Buscarse una buena “placa”, es decir, un buen pseudónimo para pintarlo en todos lados es un factor clave para llamar la atención de los otros grafiteros y sembrar la intriga sobre quién es aquel que ha ganado fama tan pronto al tapizar toda la ciudad con su firma. Por su lado, los veteranos en la ciudad de México no son mayores de años. Iniciaron pintando en , cuando tenían alrededor de años.Desde aquel entonces han seguido pintando, pero cada vez han estilizado más sus obras. La mayoría de estos expertos viven del graffiti y de la aerografía, montan negocios donde venden material vinculado a este arte clandestino —revistas de graffiti, válvulas, aerosoles, plumones, crayolas, etiquetas, discos compactos, videos y ropa— o se contratan como dibujantes, rotulistas, caricaturistas, retratistas, muralistas y demás. Obviamente, éstos ya no son buscados por la policía porque han entrado al mundo del graffiti legal, donde es necesario pedir permiso para realizar una producción o participar en los concursos organizados por centros culturales o distintas delegaciones con el fin de promover la legalidad en esta práctica.
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20230209-yo-me-avente-como-tres-anos-haciendo-tags-si-la-verdad-si-fui-ilegal-grafiteros-arte.pdf | 1.77 MB |