Desde principios de los 70 se evidencia un incremento en el uso y desarrollo de dispositivos “no punitivos” para el control del delito. Estos dispositivos representan el contenido de las llamadas estrategias de prevención del delito, clasificadas en: “prevención situacional-ambiental, “prevención social” y “prevención comunitaria”. En este artículo me propongo describirlas brevemente, como así también identificar la problemática de sus límites. Finalmente realizaré una opción informada y justificada a favor de una de ellas, proponiendo su desarrollo e implementación de modo preferencial en la agenda de políticas públicas de control del delito.
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